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Tu cesta esta vacía 

Mi hijo no quiere practicar con el violín

El niño no quiere practicar su instrumento, sí - esta "cruel realidad" no sólo es cotidiana para muchos padres, sino que a menudo parece aún más cruel para el profesor de violín. En determinadas circunstancias, esto puede acompañar toda una vida profesional y... darle forma. Cuánto más agradable sería la vida del profesor de violín -pero también la de los padres- si consiguiera motivar a los niños para que practiquen alegremente por voluntad propia. Esto es posible.

Me gustaría compartir con vosotros la mejor idea que se me ha ocurrido en mi larga vida profesional como profesor de violín.

El hecho de que los niños no vean la gloria en agacharse y coger su violín cuando fuera hace un tiempo espléndido o cuando podrían estar tocando junto a la piscina infantil es, en cierto modo, también comprensible. Seamos sinceros, al hacerlo también traicionan tener un sano sentido de lo que es bello en la vida humana.

¿Quién hace algo sin esperar obtener cierta ganancia o ventaja de ello? Ahí reside precisamente el "secreto de la motivación". Por el contrario, motivarles con la esperanza de que un día en un futuro lejano podrán tocar el violín de forma muy bella no ha demostrado ser sosteniblemente convincente, al menos con la mayoría de mis alumnos.

¿Qué tal una motivación en la que los jóvenes retoños puedan ver una ganancia diaria e inmediata? ¿Un "botín" inmediato y eso todos los días de la semana?  Entonces sí que cogerían el violín y practicarían con alegría y, sobre todo, por iniciativa propia.  Sí, ¡es posible transmitir esa motivación!

En resumen, mi sistema funciona de la siguiente manera:

Prometo a los alumnos traerles mi cofre lleno de tesoros antes de las próximas vacaciones escolares. Pueden servirse de él y llevarse regalos. Pero, ¿quién se lleva cuántos regalos? Esto se regula con la ayuda de un sistema de puntos.

En el cuaderno de deberes les pongo una pegatina* con el siguiente aspecto:

                           

El niño puede hacer que mamá o papá se la firmen cada día que haya practicado. Cada firma corresponde a un punto. Por tanto, en una semana se puede conseguir un máximo de 7 puntos. Si un día no se practica el violín, no se puede anotar el punto posteriormente, se pierde el punto. Durante la clase de violín, el profesor anota el número de puntos recogidos en el globo sonda.  El último día de clase antes de las próximas vacaciones escolares, se cuentan los puntos y el alumno puede canjearlos por regalos del cofre del tesoro. Cuantos más puntos haya acumulado el alumno, mayores serán los regalos y más "tesoros" podrá canjear.

Muchos de mis alumnos se han acostumbrado a acumular 7 puntos cada semana. Vienen orgullosos a las clases de violín y me doy cuenta de que incluso los domingos y días festivos se dedican a practicar el violín. A medida que se acercan las vacaciones, se vuelven más vigilantes y conscientes de la recogida de puntos. He perdido la costumbre de la clásica pregunta del profesor "¿Has practicado esta semana?", ahora es "Y, ¿cuántos puntos has podido reunir esta semana?".

Cuando una vez los alumnos se quejaron de que no tenían tiempo para el violín ciertos días de la semana, les animé a ahorrar su punto practicando 10 minutos por la mañana antes de ir al colegio. Incluso esto fue aceptado y hecho con entusiasmo. Al fin y al cabo, ¡hay que ahorrar todos los puntos!

Si después de todo no podían practicar, venían a clase melancólicos por su pequeño botín de puntos. Miran con envidia a los otros que tienen más puntos. ¡Yo puedo consolarlos!  :-)

Desde entonces, mi vida como profesora de violín es mucho más bonita.  ¡Os deseo lo mismo, queridos colegas!

Vuestro Felipe Manrique

* Si no quieres hacer tú mismo las pegatinas de práctica, puedes encargarlas AQUÍ.